lunes, 7 de noviembre de 2011

FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ- 2011

Pude asistir a solo dos funciones del festival. Una en el teatro Regio y la función de cierre en el teatro Coliseo.
En ninguna de las dos encontré manifestaciones del jazz tradicional, ni siquiera de expresiones menos tradicionales de lo que yo conozco como jazz, aunque solo soy una simple entusiasta de esa música.
La  función del Regio a cargo de Kenny Werner, pianista y compositor nacido en Nueva York, fue un monólogo pianístico de casi una hora y media en donde se intercalaban muy de tanto en tanto sonoridades de jazz. Eso sí, el ejecutante hizo un gran alarde de habilidades expresivas. Extrajo del piano sonidos melodiosos, estridentes, delicados, vertiginosos. No podría ponerse en duda su competencia pianística, sin embargo  escuchar de un tirón se hizo un poco pesado. Esto me hizo pensar que a veces es necesario un corte, para dar un respiro a la atención y a la apreciación de lo escuchado. Como todo monólogo, resultó un poco abusivo, para mi gusto.
La función del Coliseo me gustó más. El trío de Nguyên Lê, integrado por un parisino de origen oriental, una japonesa y un indio, me pareció fantástico, conmovedor. Una música con tonalidades orientales e instrumentación atractiva, no solo por el exotismo, sino porque lograba generar modalidades rítmicas muy variadas. Lejos de ser un alarde de experimentalismo, fue  algo muy innovador.
Notables las condiciones de la baterista Marilyn Mazur (Nueva York). Una novedosa mezcla de jazz y de voces muy personales extraídas a la percusión.

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