lunes, 14 de noviembre de 2011

PROA: Dioses, ritos y oficios del México prehispánico

Cihuateteotl (mujer muerta en el parto devenida en divinidad)
La muestra, curada por el profesor David Morales Gómez  expone trabajos pertenecientes al patrimonio de trece museos, dos Casas de Cultura,  una zona arqueológica y al Instituto Nacional de Antropología  e Historia de México.
La recorrida no solo nos permite  apreciar  piezas artísticas y vestigios culturales del México prehispánico sino que   a través de ella podemos advertir que el arte trasciende  los límites espacio –temporales y  aun  los desmoronamientos de las civilizaciones.  A partir de la visión de lo expuesto  surge el cotejo de los diferentes modos de hacer y de pensar de grupos sociales coexistentes en una época determinada y  el viaje imaginario a través de la historia  del arte y la cultura. Gracias a ese viaje  sentí cómo lo remoto me atraía hacia lo actual y viceversa.    No pude más que recordar ese estremecedor cuento de Carlos Fuentes titulado Chac Mool o el no menos conmovedor:  La noche boca arriba de Julio Cortázar. También regresé a mis lecturas de estudiante de Letras. El pensamiento salvaje de Claude Lévy Strauss, del cual extraigo un breve fragmento,  cerró el círculo de la comprensión: “Toda clasificación es superior al caos; y aun una clasificación al nivel de las propiedades sensibles es una etapa hacia un orden racional.
Lejos de ser, como a menudo se ha pretendido la obra de una “función fabuladora” que le vuelve la espalda a la realidad, los mitos y los ritos ofrecen como su valor principal el preservar hasta nuestra época, en forma residual, modos de observación y de reflexión que estuvieron  (y siguen estando, sin duda) exactamente adaptados a descubrimientos de un cierto tipo: los que autorizaba la naturaleza, a partir de la organización y de la explotación reflexiva del mundo sensible en cuanto sensible. Esta ciencia de lo concreto tenía que estar, por esencia, limitada a otros resultados que los prometidos a las ciencias exactas naturales, pero que no fue menos científica, y sus resultados no fueron menos reales.”
Xipe Totec-nuestro señor el desollado. Simbolizaba  el cambio de vegetación de la tierra.


martes, 8 de noviembre de 2011

Orquesta de Tango del Nacional Buenos Aires

El sábado 12 de noviembre, a las 22 hs en la Manzana de la Luces, tocará la orquesta dirigida por el profesor Gustavo Dinzelbacher.

lunes, 7 de noviembre de 2011

FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ- 2011

Pude asistir a solo dos funciones del festival. Una en el teatro Regio y la función de cierre en el teatro Coliseo.
En ninguna de las dos encontré manifestaciones del jazz tradicional, ni siquiera de expresiones menos tradicionales de lo que yo conozco como jazz, aunque solo soy una simple entusiasta de esa música.
La  función del Regio a cargo de Kenny Werner, pianista y compositor nacido en Nueva York, fue un monólogo pianístico de casi una hora y media en donde se intercalaban muy de tanto en tanto sonoridades de jazz. Eso sí, el ejecutante hizo un gran alarde de habilidades expresivas. Extrajo del piano sonidos melodiosos, estridentes, delicados, vertiginosos. No podría ponerse en duda su competencia pianística, sin embargo  escuchar de un tirón se hizo un poco pesado. Esto me hizo pensar que a veces es necesario un corte, para dar un respiro a la atención y a la apreciación de lo escuchado. Como todo monólogo, resultó un poco abusivo, para mi gusto.
La función del Coliseo me gustó más. El trío de Nguyên Lê, integrado por un parisino de origen oriental, una japonesa y un indio, me pareció fantástico, conmovedor. Una música con tonalidades orientales e instrumentación atractiva, no solo por el exotismo, sino porque lograba generar modalidades rítmicas muy variadas. Lejos de ser un alarde de experimentalismo, fue  algo muy innovador.
Notables las condiciones de la baterista Marilyn Mazur (Nueva York). Una novedosa mezcla de jazz y de voces muy personales extraídas a la percusión.