miércoles, 20 de julio de 2016

MUSEO DE ARTES PLÁSTICAS EDUARDO SÍVORI

El Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, emplazado en la plaza Facundo Quiroga,  dentro  del parque 3 de febrero, con el lago y el rosedal enfrente, resulta un lugar encantador. Su estructura edilicia, la luz  que se filtra por los techos y ventanales vidriados del salón de entrada, el jardín un poco silvestre que rodea al simpático barcito muy bien atendido, la encrucijada de salas donde se exponen piezas de muy distinta temática y factura, constituye  un sitio privilegiado para una fusión que, al menos para mí, resulta amigable: el arte y la naturaleza.
El astronauta.
Campesina embarazada.
En estos días y hasta el 15 de agosto puede verse una retrospectiva del pintor y escultor de San Fernando,  Lorenzo Gigli (1956-1970). Se trata de un conjunto de expresivos  óleos y de  esculturas plasmadas en un material insólito: el cemento. Las figuras cobran ante los ojos del espectador un atractivo que emana de la fuerza compositiva pero también de la aspereza textural del cemento patinado con ácidos y óxidos.
También se expone una interesante y original muestra de  obras textiles titulada:  Rastros andinos en el tapiz contemporáneo. Y una sala dedicada a la colección Yuen Yeung,  que  muestra  los contrastantes enfoques fotográficos de siete artistas contemporáneos de Hong Kong.
Siempre es grato dar un paseo por ese parque de Palermo, bien cuidado y acondicionado para los visitantes. Y más grato aún, culminar el  recorrido en el museo. Y en un día como el de hoy, soleado a pesar del  crudo invierno,  tratar de  recuperar energías para seguir adelante con nuestra propia marcha creadora, con las inquietudes a que nos expone la vida misma y, también, por qué no decirlo, con los vértigos que implica vivir en un país siempre convulsionado, y abatido por circunstancias rayanas en lo demencial.
El arte conmueve y renueva nuestra sensibilidad. La naturaleza,  armoniza. Una síntesis más que oportuna.



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