jueves, 30 de junio de 2016

MUNTREF: Goya. El sueño de un genio

El sueño de la razón produce monstruos
Serie Caprichos,43.
En estos días y hasta el 2 de octubre se puede ver, en el museo de la Universidad de Tres de Febrero (Sede Caseros), una muy interesante y rica muestra. Bajo el título: El sueño de un genio (parafrasis del título de una obra que pertenece a la serie Caprichos), se exponen más de 140 piezas de Francisco de Goya (Zaragoza-España, 1746- Burdeos-Francia,1828). Las obras, provenientes del Museo Lázaro Galdeano de Madrid, Museo Castagnino de Rosario y del MNBA, han sido  reunidas a partir de una hipótesis de trabajo del investigador Ángel Navarro.
Se trata de grabados en aguafuerte y aguatinta y litografías[*]. Goya fue un pintor de corte –en tal sentido, restringido a la pintura de retratos “oficiales”- . Sin embargo fue mucho más que eso. Demostró su  talento en creaciones pictóricas de una intensidad más que notable y también demostró su  compromiso con la historia y con la realidad de su tiempo. En los trabajos expuestos pone en evidencia su capacidad crítica, su agudeza, su predisposición por la observación del entorno y la  absorción y síntesis de las ideas que en materia filosófica y artística circulaban en su tiempo. El corpus de la muestra reúne, en una suerte de diálogo expresivo varias series: Caprichos, Desastres de la guerra, Disparates, Tauromaquia y Toros de Burdeos.
La  serie Caprichos, inicialmente fue concebida como una transposición visual de los Sueños literarios de Francisco de Quevedo, en los que el escritor conversaba en el Infierno con condenados y demonios. Son representaciones provenientes  de la esfera onírica, cuya intención es la crítica moral de las costumbres, centrada en el desenfreno del clero y la milicia y también en la ignorancia y superchería generalizada  dentro de la   sociedad coetánea al pintor.
Los desastres de la guerra  recrea acontecimientos registrados durante la invasión napoleónica, en 1808. Estas piezas representan, de algún modo, un alegato contra las  crueldades de la guerra. La serie se divide en tres partes que apuntan a los siguientes tópicos: los horrores y excesos propios del belicismo, las consecuencias fatales del mismo: destrucción, muerte  y hambre, y las consecuencias históricas: la postguerra y el gobierno absolutista de Fernando VII, observadas con  filoso sentido crítico, lindante con la sátira.
Disparates: son visiones encuadradas en escenarios nocturnos que rozan con la órbita de lo fantástico y la pesadilla. Se relaciona a esta serie con la tradición del carnaval por la presencia de máscaras, cabezudos, y , en general,  figuras grotescas.
La Tauromaquia (1816) está centrada en una actividad difundida en España y también en ciertas regiones de Hispanoamérica, y aclamada por gran parte de la población: las corridas de toros. Las dos escuelas principales en el siglo XVIII: la navarro aragonesa y la andaluza se ven reflejadas en elocuentes imágenes. Esas brutales escenas de lidia suscitan, sin lugar a dudas, la reprobación del pintor, que las retrata con punzante maestría.
Los toros de Burdeos: son cuatro litografías en las que enfatiza la habilidad del torero, el  bravío movimiento del toro, las artimañas de los banderilleros; en general todo el juego  dramático de la corrida y las diversas expresiones del público que la contempla.
Como puede apreciarse en esta apretada síntesis, la muestra encierra una multiplicidad de visiones donde se entrecruzan la vida y la muerte, la pasión y el vicio, la realidad y la fantasía, la violencia y sus consecuencias.
La curaduría ha prestado especial cuidado a la  organización y marco referencial de la exposición: reseñas informativas, videos,  material impreso (folleto),  y, en el momento en que yo la visité,  un guía muy competente que dio a la concurrencia una bastante completa clase de historia del arte.
Poco podría decirse de  la obra plástica de un pintor tan reconocido y valorado. En el caso de los grabados y litografías se aprecia el riguroso dominio del trazo, la habilidad compositiva, el juego de luces y sombras que se establece entre el referente y su referencia, la fuerza expresiva, el vínculo profundo entre pensamiento, motivo y acción.
Pero, como siempre, la obra habla por sí misma.
 Vale la pena apreciarla personalmente y poder con ello advertir que la perduración del arte  emana de su contenido y de su forma, pero también de la honda reflexión sobre los hombres y sus acciones que la grandeza de un artista sabe sugerir. 



[*] DATOS EXTRAÍDOS DEL FOLLETO:

Aguafuerte: Técnica de grabado. Una lámina de metal trabajada con una punta metálica, protegida por una capa de barniz o resina se sumerge en una solución de ácido. Este forma un surco que retiene la tinta que pasa a la lámina cuando se imprime.
Aguatinta: Se cubre la plancha de metal con granos de resina o material similar. Al calentar la plancha éstos se adhieren en forma de barniz con agujeritos. Luego se entinta e imprime. Así se logran tonos planos o texturas.
Litografía: Se dibuja sobre una piedra graneada con tinta o lápiz graso. Las partes no dibujadas se pintan con goma arábiga. Al humedecer la piedra, los dibujos con lápiz graso repelen la materia grasa. La tinta se adhiere a la parte dibujada. Se imprime el dibujo de la piedra sobre una hoja de papel utilizando una prensa.


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