El paso de la cámara analógica a
la cámara digital constituyó, por una parte, un cambio logicamente operable
dentro del proceso de desarrollo de la tecnología. Por
otra, significó una mutación de lenguaje, que obra a nivel técnico
pero también a nivel social. En la actualidad, con la digitalización, la
fotografía se ha divulgado y, por parte
de los consumidores, ha entrado también en el terreno de lo efímero. Puede
considerarse como un síntoma más de la
aceleración de los tiempos. Pero, de hecho modifica las condiciones
perceptivas y también la calidad con que se interpreta el mensaje. La foto,
como cualquier otro producto de los sistemas de signos, no deja de estar
expuesta al vaciamiento de significados.
Dentro de este marco, la
fotografía artística y la recuperación de archivos de artistas de la imagen
tienen el valor de rescatar la importancia de la percepción
visual y, sobre todo, los modos de construcción de sentido a través de un
trabajo creador que va mucho más allá de
la captación de lo visible.
Dos muestras que he podido apreciar con escasos días de diferencia
resultaron ilustrativas al respecto. Las dos exponían fotos de Annemarie
Heinrich: Estrategias de la mirada,
en el Muntref e Intenciones secretas, en el Malba.
Nacida en 1912 en Alemania,
Annemarie se traslada a la Argentina en 1924 donde desarrolla casi toda su
actividad. Las obras expuestas abarcan el período: 1930-60.
Serie Reflejos, 1932. |
En el primer caso (Muntref) se
trata de un conjunto de fotos que, como bien señala Diana Weschler, curadora de
la muestra, son la clave de “un tipo de indagación sobre la
construcción de las imágenes y con ellas sobre las formas de revisar las normas que ordenan la
percepción, ponerlas al límite y trabajar desde allí sobre la posibilidad de
modificar el régimen de la mirada y con él introducir la invitación a avanzar
sobre otro régimen del pensar.”
En el segundo caso (Malba) los curadores Victoria Giraudo y Agustín
Pérez Rubio han puesto el énfasis en el mensaje que trasciende. A partir de retratos de figuras femeninas y también, a
partir del tratamiento sensual y audaz de los cuerpos ,
Heinrich habría construido un abordaje “proto-feminista”. Imágenes que trasuntan
potencia e imágenes que resaltan la belleza de mujeres en el mundo del cine y
el teatro. La “intención secreta” sería el aporte a una lucha que requería de una fuerza innovadora y a la que le venía de perillas una disciplina artística dispuesta a derribar rígidas estructuras.
Amelia Bence, 1943. |
Durante todo el siglo XX la
fotografía permitió a las mujeres expresarse con libertad y visión crítica. La italiana Tina Modotti empleó su
cámara con función de denuncia mostrando el México posterior a la revolución de
1910. La corresponsal gráfica alemana Gerda Taro, brindó testimonios perturbadores de la guerra civil española, y
falleció en 1937 mientras efectuaba el relevamiento fotográfico de la contienda. La
estadounidense Diana Arbus, recorrió hacia los años 60 los barrios más peligrosos
de Nueva York con el fin de capturar instantes y personajes que
encarnan la marginalidad o la extravagancia. Son tres de los tantos ejemplos de participación activa de la mujer a través
de la fotografía .
. |
Autorretrato con hijos, 1947. |
Volviendo a Annemarie y a las
muestras mencionadas puede advertirse el valor que un buen ojo tiene para
atrapar sensiblemente lo que está a la vista y también aquello que escapa a la
mirada distraída. Pero también, la
importancia que asume el trabajo de composición y revelado al otorgar
plasticidad al momento, aparentemente rígido que encuadra cada toma. La
realidad observada con agudeza diseña sobre el negativo, que es la inversión de
toda medida visual, otra dimensión: la que el arte imprime sobre la aspereza de lo objetivo y sobre cualquier posibilidad
de simulacro con que se represente lo real.
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