jueves, 24 de febrero de 2011

Vargas Llosa y El hablador

Bastante dio que hablar el premio Nobel otorgado a Vargas Llosa. Personalmente creo que lo merece. A pesar de no coincidir en todo con muchas de sus reflexiones,  su obra siempre me atrajo por la variabilidad de temáticas que aborda, su ductilidad estilística y el entramado de conocimientos que a través de ella  demuestra el autor.
Por esos días del premio, compré en un quiosco  la novela  El hablador.  Libro extraño e interesante. Se trata de un hombre que no admite los cambios de la aculturación de los aborígenes del Amazonas y, con el tiempo se integra al mundo selvático. El hablador es el que entretiene a los aborígenes con sus fábulas y relaciones y, al mismo tiempo, preserva en sus relatos los mitos y elementos esenciales de la cultura primigenia (que Vargas Llosa recrea notablemente). Estos habladores se mantienen en secreto y poco se sabe de ellos y esto es parte del enigma de la novela. Saúl Zuratas, el etnólogo protagonista , marcado por un lunar que lo afea y hasta causa el manifiesto rechazo de las "tribus más evolucionadas de la civilización", encarna la rebeldía creadora, ya que al final se sabe que ha pasado a formar parte de esos otros, los machiguengas,  a los que comprende desde todas las negaciones que lo han signado y por quienes también es comprendido.

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