Hay situaciones de la vida cotidiana que me
provocan más que malestar.
A menudo, por la calle, alguien concentrado
obsesivamente en su celular me lleva por delante. Claro, no me ve. También hay
personas que, estando tras de mí en la fila del colectivo, cuando éste llega a
la parada, se abalanzan para subir antes que yo. Claro, no me ven. Dentro del
colectivo hay gente que “duerme” en los primeros asientos, destinados a
personas mayores, embarazadas o discapacitados, y es necesario llamarles la
atención para que despierten y cumplan con su obligación de ceder el asiento.
También están los automovilistas, que sintiéndose poderosos y dueños del
tránsito no aminoran la velocidad ante un peatón. Estos son incipientes ejemplos de el no ver al prójimo.
Hay otros ejemplos más graves aún de
incapacidad de ver las problemáticas y necesidades de quienes forman parte del
conglomerado humano que conforma el país. Vivimos tiempos de aceleración, de
preocupación por salvaguardar la vida y bienes propios, de competitividad exasperante,
de un uso adictivo, o un abuso
de tecnologías. En fin, de una
confluencia de factores que fortalecen el individualismo, el aislamiento y el ninguneo de nuestros conciudadanos.
Cuesta trabajo cobrar conciencia
de tal situación, ya que el espacio en
que nos movemos es un círculo vicioso y para poder asomar la cabeza hace falta
ser buenos lectores de la circunstancia que nos rodea y también de nuestra
propia circunstancia personal. Eso está claro, aunque es bastante oscuro a la
hora de desentrañarlo.
Sin embargo, hay quienes lo
intentan y más aún, quienes ponen en marcha el
destacable propósito de dotar de visibilidad a quienes, lamentablemente
el tiempo o la incuria han dejado librados al anonimato más cruel. El de
carecer de nombre y señas, de vida digna, de salud y educación.
Ha llegado hasta mí el
conocimiento de una sociedad civil sin
fines de lucro llamada Cuerpo &
Alma, que desde el 2005 está realizando
tareas de atención sanitaria, provisión de equipamiento médico, mejoramiento
habitacional y educación para la salud
en el SO chaqueño. Está integrada por un grupo de profesionales del área de la Salud que con esfuerzo y
dedicación tratan de paliar la situación de indigencia de algunos pobladores de nuestro país.
Seguramente ellos tendrán la
misma falta de tiempo que cualquiera de todos los que vivimos apretados por
compromisos profesionales, familiares y personales. Sin embargo encuentran
espacio dentro de sus vidas para dar una mano a quienes los necesitan en algo
tan sustancial como es la salud y la educación para la salud.
Este es un blog de literatura y
arte, pero también y fundamentalmente me he propuesto que sea un lugar para
pensar. Acto que siempre nos insta a movilizar nuestras emociones. Un primer paso, que en
casos como el mencionado, se traduce en acciones concretas de comprensión y de servicio
en favor de nuestros semejantes.
La expresión cuerpo y alma me
induce a pensar que ambas partes de nuestro ser deben estar íntima y
fuertemente ligadas. Ningún cuerpo puede existir sin un alma que lo movilice y le dé la clarividencia necesaria
para poder subsistir. Tampoco ningún alma puede aislarse de un cuerpo que la
encarne y la ponga en pie. Muchas
veces se dice que uno hace algo con alma
y vida, y esto quiere decir que se hace con mucho gusto y decisión. Con
cuerpo y alma podría connotar un parentesco con esa expresión ya que alude a poner la suma del esfuerzo físico y mental en la consecución de
un acto ejemplar.
La labor que realizan estos
profesionales merece nuestra mayor
consideración y también nuestro estímulo y ayuda en la medida de las
posibilidades.
Quienes quieran colaborar con
esta noble tarea pueden dirigirse a:
asociacioncuerpoyalma@gmail.com
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